Cada uno ha de tener su propia historia que contar de esa tarde, en lo particular no voy a contar ninguna, pues en verdad son muchas, apenas nos queda impregnada en la memoria la frase de Nelson Agresta, cuando me abrazó y me dijo: “Mirá Beto, me siento muy feliz por ustedes y a la vez me siento, diez mil dólares mas pobre” y atinó una ligera sonrisa que lo decía todo.
Claro, hay que recordar que Agresta había sido el primer DT en 1998 junto al Profesor Fernández, pero renunciara después del tercer partido pues no nos veían viables, y nos lo dijeron con franqueza.
Pues en su contrato a mas del sueldo figuraba un premio de 10 mil dólares si lograba el ascenso, por eso dijo al vernos levantar la copa, que se sentía feliz por nosotros pero diez mil dólares mas pobre.
Y fue ahí que agarró el toro por las guampas Carlitos Wallace, que se puso la causa al hombro y el resto es historia conocida.
Yo en verdad del partido no puedo decir mucho, pues casi que no lo vi, primero pues me había agarrado una infección en la vista a cuenta del polen de los Plátanos del Prado, y segundo porque en los últimos minutos, cuando el Depo se nos vino arriba, me escondí detrás de una tribuna y solo miraba el gesto de los cuatro mil riverenses que copaban la tribuna.
Después la locura total, la llamada del Viejo Araujo que me contaba que en la parroquia no dejaba de repicar la campana, y que la Cuaró era un hervidero de gente, como nunca antes había visto.
Despues largas horas de caravana por la ruta 5, cuando crucé el puente de Manuel Díaz vi una gigantesca bandera Roja blandida desde una camioneta que nos esperaba dándonos la bienvenida en territorio riverense.
La entrada triunfal en Rivera, miles y miles de autos decenas de miles de riverenses, banderas de todos los clubes que se sumaba, la de Artigas que sacudía el Dr Machado , la de Ansina, la de Plaza Carreta, la de Sarandí que se colgó en el camión que llevaba el plantel , y que la abrazó Huguito con cariño infantil, la de Oriental que me alcanzó el Negro Andres Machado, la de Lavalleja que me envolvió junto al abrazo paternal de Coteins, la de Cuñapirú, LA de Nacional y de Peñarol desde los balcones, y muchas más.
“La noche en que Rivera no durmió” tituló un Diario Capitalino, “El Dia en que lo imposible fue posible” tituló otro, y la ronca voz del Tronquito Cabrera relatando partido y caravana para la eternidad.
Mil recuerdos se pechan, mil ilusiones se reavivan, justo ahora quien diría, justo ahora en que la palabra “Vuelta” adquiere proporciones inusitadas.
Frontera entró de punto y salió de banca, ¿cuando no?, hoy el recuerdo para los que no están que son muchos, el abrazo para los que aun están (y siempre han estado) y el compromiso frente a los que aun no estaban, y ahora palpitan la emoción que un día se creyó quimera, y un 8 de noviembre inolvidable se hizo realidad.
A todos y todas, feliz cumple y Vamos por más!!!