ARCHIVOCES. ENTREVISTA de Eduardo Mérica para Diario Uruguay|27.04.2015|13:44:00
“YO LO HE DICHO EN MUCHAS OPORTUNIDADES Y CON MUCHA CLARIDAD, PARA SER TÉCNICO SI LE EXIGEN EL TÍTULO A HUGO DE LEÓN, RODRÍGUEZ O «PEPITO», TIENEN QUE TENERLO»
Se llama Carlos Enrique Wallace Giribaldi, nació en Tranqueras (Rivera), el 13 de junio de 1948, y reside en el barrio Irajá de Santana do Livramento (Brasil). La gloria recorre su cuerpo. Su piel se vuelve impermeable para recibir esas mieles. Es el técnico de mayor éxito surgido del vientre del fútbol riverense. Su gente lo reconoce como «El Mejor», y con ello reafirma aquellos comienzos duros del hombre, casi desconocido, metido en la vorágine del profesionalismo. Ya no quedan dudas, Carlos Wallace, alimenta en cada capítulo las páginas del fútbol chacarero. Hombre de palabras cortas, de silencios largos, de frases que no atacan a nadie aun cuando no está en la cima. ¡Es Gardel!, porque conmueve como ninguno.
-¿Cómo llegaron los Wallace a Rivera?
-Como inmigrantes que llegaron a trabajar en el campo, en la parte rural. Por el lado de mis abuelos, trabajaron en la ganadería, no fueron hombres (los Wallace) de gran fortuna sino de pequeñas extensiones de campo. Los cuales dejaron un montón de hijos que se dedicaron a distintas actividades, donde muchos de ellos emigraron a la Capital del país.
-¿Cuándo surge la pasión tuya por el fútbol?
-Surge algo como que uno lo trae en la sangre… el patear una pelota. Mi padre había sido jugador de fútbol, con características físicas muy importantes. Dicen… que era muy veloz.
-¿Mejor que el hijo?
-Creo que todos los padres son mejores que los hijos. Lo que pasa que antes no se tenían las oportunidades que se tienen hoy. Por ejemplo, yo a los siete años tuve un accidente serio que me causó la pérdida de una vista y de cualquier manera supe sobrellevarlo esto con mucha entereza. ¡Si será difícil jugar a veces con dos a jugar con una vista!, me acarreaba un problema que pude superar.
-¿Qué tipo de problemas?
-Como el nunca poder llegar al profesionalismo, porque ahí si ya era demasiado por las exigencias propias.
-¿A partir de qué momento desarrollas tu actividad como jugador?
-A los trece años nos venimos para la ciudad, porque no había liceo en los pueblos, y bueno…, nos vinculamos al Colegio Salesiano (donde surgieron muchísimos jugadores), y luego al Oriental Atlético Club, donde empezamos nuestra carrera deportiva. Siempre con el inconveniente de la vista, aun así tratamos de estar en el deporte. Fuimos muy observadores, en el aspecto de la función de un técnico; ya siendo muy joven (con veinte y pocos años) dirigíamos a equipos de baby, juveniles (incluso) de primera división.
-¿En qué año podemos fijar el arranque como técnico?
-Allá por 1966…
-¿Qué pasa con el fútbol de hoy, que parece no aportar gente capacitada y de buen don?
-Antes no existían los grandes intereses que se manejan hoy. Había condiciones innatas, se llegaba a la profesión por ascendencia, desde el punto de vista moral, a través de su experiencia con el fútbol que de los estudios. No había grandes fuentes de información, no teníamos la televisión y todos los adelantos que hoy tenemos… Pero sí había un espíritu más sano de encarar las cosas, en el cual tener «una imagen» ante el jugador ya era una cosa muy importante. Te menciono así a Etchechury, Waldemar Bentancort, Coiro (en Paysandú), Waldemar Burgos (en Tacuarembó), «Macaco» Ubilla (en Cerro Largo)… en todos, había personas de referencia y «tipos» que para los jugadores no se van a extinguir nunca.
«Sucedió aquí en Rivera, con jugadores que ganaban setecientos pesos por mes. ¿Usted cree que un jugador puede vivir y ser profesional?. ¡No es fútbol profesional!, eso es como en el barrio donde metemos a los jugadores pa´arriba del camión»
-Volvamos al presente y enumeremos, ¿cómo es el fútbol hoy?
-Hoy, se busca primero el aspecto económico, donde está el intermediario, está el representante, está el dirigente amigo, están las vinculaciones, y donde no llega «El mejor», sino… ¡el más vinculado!.
-¿Eso le pasó a Nicolás Britos en el 93, después de promocionarlo?
-Claro, no tenía la promoción (que tienen hoy), no tenía el amigo… ¡¡El Padrino!! (diría yo), para presentarlo con posibilidades y así ejercer ciertas influencias.
«Hoy el jugador de fútbol tiene oportunidades de estar mucho mejor aconsejado. Para que no tome el fútbol como un medio de trabajo seguro, ¡porque no lo es!»
-¿Qué observás hoy en el fútbol actual en el Uruguay?
-Hoy, uno ve que hay un descreimiento general del fútbol. Faltan dirigentes, nadie quiere meterse en compromisos serios. Yo creo que el fútbol puede mejorar el día que los dirigentes se integren como empleados, empresarios o sociedades, y que tengan que ser funcionarios. Porque hay muchos que vienen a hacerle bien al fútbol, pero también, hay muchos oportunistas que buscan a través del fútbol una promoción para otras actividades.
-¿Por qué será?
-Claro, porque no manejan al fútbol como manejan a sus empresas.
-Hay muchos que se defienden diciendo que lo de ellos es puro sacrificio. ¿Es así?
-Sí, es sacrificio. Pero si los tiempos son otros hay que adaptarse a esos sacrificios. Hoy, tú no ves a grandes dirigentes, ¡no ves nombrar a grandes dirigentes!. Ves a personas sacrificadas, abnegadas, a personas que dejan (a veces) parte de su capital, pero que son muy vapuleadas… por lo que no hacen. Y no elogiadas por lo que hacen. Entonces, ese descreimiento lleva a que el fútbol del interior sufra un desamparo muy grande, en el cual tu hacés jugadores con el mejor cariño y con gastos que a veces no se dan cuenta.¿Cuánto te cuesta hacer un jugador?, y que te lo llevan tan fácilmente, casi que pronto desde la óptica del profesionalismo.
«Uno puede tener unas condiciones bárbaras pero quizá no sepa cómo transmitirlas. Es como el profesor, sabe mucho pero no sabe enseñar»
-¿La culpa es de la OFI?
-OFI, en parte, porque no ha reglamentado y no ha hecho valer todos sus derechos. Siendo del interior se dejan envolver por los grandes dirigentes que aprovechan esas circunstancias, de la gente sin mala intención del interior (y de su bondad), para favorecer los intereses del profesionalismo.
-Está bien dicho: ¿que el peor montevideano es aquel que nacido en el interior, y una vez en Montevideo, se olvida y traiciona su terruño?
-Yo no sé si traiciona, yo diría, que se olvida de sus raíces. Se olvida de que los grandes aportes del fútbol uruguayo son nuestros.
«El balance que me queda sobremanera es que no todo lo que uno cree que es de afuera, está bien adentro»
-¿Cuál es tu parecer y tu opinión sobre la condición de algunos técnicos que no poseen título en el fútbol profesional?
-Lamentablemente, hay técnicos que no tienen título. A mí me han preguntado en alguna oportunidad sobre el problema de Hugo de León, que lo conozco desde muchacho joven, y que nos dejó muy bien representados como jugador en todas partes del mundo. Y yo lo he dicho con mucha claridad, para ser técnico si le exigen el título, a Hugo de León, Rodríguez o «Pepito», tienen que tener el título. Podrá ser después el técnico que sabe más o menos… Es como cualquier otra profesión, es como un médico, ¡yo me recibo de médico y aquél es mejor o peor que yo!, pero… ¡le exigen el título!. Y si todavía le dan facilidades yo creo que debe hacerlo. Porque ayuda al colega a ser reconocido de una preocupación en una función tan importante como es la de manejar grupos humanos.
-¿Por eso no seguiste en el proceso de Frontera Rivera, luego de ascender?
-Una de las cosas por las que no seguí dirigiendo la encuentro, en que mi manera de ser no se adapta a los grandes intereses que hoy se manejan. Como eso de andar recostándose o vinculándose a gente que busca una promoción o un beneficio personal, por encima de la capacitación del profesional. Entonces eso, yo no lo entiendo, no lo comparto y no está en mi manera de ser, «moverme» por intermedio de influencias. Lamentablemente, yo sé que lo que digo va en contra de mi profesión.
«Cuando Frontera Rivera logra el ascenso a primera división, yo consideré siempre que aquello no fue el triunfo de la organización, si no un gran mérito de los jugadores»
-¿Por eso vivís en Brasil, y no en tu pueblo?
-No, vivo en Santana porque mi señora es brasilera, tenemos la casa allá. No reniego mi tierra pero… sé que acá en Rivera, (en este momento) es muy difícil hacer deporte. Porque no se presentan las condiciones mínimas como para trabajar organizadamente, y con vistas a hacer algo de provecho.
-¿Los de Tacuarembó, te vinieron a buscar o te ofreciste?
-No, me vinieron a buscar. Cuando Frontera está por ascender yo ya me había excluido para el próximo año, porque consideré siempre que aquello había sido un gran mérito de los jugadores. Porque no se dieron las condiciones como para que fuera el triunfo de la organización, y estoy hablando en la etapa cuando sube Frontera a la primera división del profesionalismo. Reitero, desde el punto de vista organizativo no fue una buena imagen Frontera.
«Sobre Frontera Rivera, si me decís que se ganó y que fue el único equipo que logró un ascenso… ¡sensacional!, pero sin criticar a los dirigentes, no se pensó ni por asomo en ascender, porque no se trabajó para ello…»
-¿Cómo fue tu despedida de Frontera?
-Me fuí porque no se iban a presentar las condiciones de trabajo que uno aspiraba. Enseguida, al otro día del título me viene a hablar Wilson Ezquerra, para dirigir a la selección Tacuarembó. Mi contrato era de palabra con Frontera, igual pedí autorización, y así más adelante reenganché en el fútbol profesional.
-¿Qué podemos rescatar de tu última experiencia en Tacuarembó FC?
-Después que el fútbol del interior entra en el profesionalismo, también se contagia. Tacuarembó, es un pueblo futbolero, tiene el apoyo de la Intendencia y de los comercios, que es difícil ver en otros departamentos. Tiene las bases para ser un equipo profesional importante en el futuro. Pero también… ¡está el contagio!, que necesariamente entra porque todo es muy sano y así, van aprendiendo cosas los propios dirigentes de que para cumplir obligaciones no es lo mismo que se hacía en el fútbol amateur. Que no se precisaban documentos, y que se precisaba la palabra y la buena voluntad de cada uno para integrarse en una cosa tan saludable como el deporte.
-¿Qué me querés decir?
-Hoy, no hay problema de deberle al jugador, de pagarle fuera de la hoja salarial, de no estar documentado, de no reconocer deudas, de trabajar por lo más barato…
-¿Por eso te fuiste del Tacuarembó FC?
-¡¡No renovaron!!, vamos a decirlo así. No manifestaron interés en que yo prosiguiera y yo, ya no estaba muy ilusionado tampoco. Por la cantidad de atrasos económicos, muchos incumplimientos… Y todos los que trabajan quieren cobrar, quieren saber ¡el día que van a cobrar!. Y no se daban esas condiciones.