La primera huelga de jugadores del fútbol uruguayo fue en 1949 en apoyo a Víctor Cabezas, gran número 9 de Progreso. Cabezas era un gran cabeceador en el área, porque en cada salto tenía el doble de posibilidades para mandarla a guardar.
La AUF lo inhabilitó para jugar y a partir de ahí surgió la huelga y el slogan «más unidos que nunca».
Esta primera nota recuerda a una de las huelgas más largas de la historia del fútbol, la que se desarrolló en Uruguay desde octubre de 1948 hasta mayo de 1949.
“Los de afuera son de palo”
Cualquier hincha de fútbol conoce que Uruguay fue campeón del mundo en 1950 en la final con Brasil en el Estadio Maracaná. Los hinchas uruguayos han transformado aquel lejano triunfo en una suerte de mito de la “Celeste”. Paradójicamente la historia del mundial del 50 terminó haciendo famoso no a los autores de los goles sino a su número 5, el capitán del equipo: Obdulio Varela.
Obdulio fue el dirigente indiscutido de la primera gran huelga del fútbol uruguayo. La principal reivindicación de la misma era la formación de un Sindicato de futbolistas (en aquellos tiempos había derechos en el fútbol sólo para los dirigentes de los clubes). Los clubes se negaron al reconocimiento del Sindicato creyendo que podían torcerles el brazo a los jugadores. La respuesta de los huelguistas fue contundente. “No habrá más fútbol hasta que se reconozca al sindicato”.
Los siete meses que duró la huelga fueron muy difíciles. Obdulio volvió a su trabajo de albañil para parar la olla mientras mantenía asambleas de jugadores por las noches para que la misma no se quebrara. Obdulio, de familia muy pobre desde niño, educado en la universidad de la calle, en esa huelga agigantó su liderazgo porque se plantó frente a los poderosos.
La huelga significó un duelo a muerte. Los jugadores pararon el fútbol siete meses pero al final salieron ganando con un estatuto del jugador que logró impedir los abusos atroces que se daban hasta ese entonces a saber:
– el futbolista que se enrolaba en un club era retenido de por vida.
– Si lo transferían no recibía un peso.
– En caso de un pase al extranjero, cuando retornaba, seguía automáticamente perteneciendo al club de origen, pudiendo éste repetir cuantas veces quisiera el procedimiento. La rescisión unilateral del contrato por parte del Club era de uso corriente.
– El Club era la única parte en “apreciar y decidir” sobre una hipotética falta de rendimiento del jugador, cobrándosele sus emolumentos por el resto de la temporada.
Finalmente, los dirigentes de los clubes “apretados” por las cercanías del mundial dieron su brazo a torcer y se reconoció la agremiación.
Los futbolistas pudieron decir que NO, que no firmaban contrato si el mismo no era acorde con las cifras que el club pedía por ellos y también podían no aceptar ser transferidos al exterior por sueldos menores a los que tenían. Además, al jugador le correspondía el veinte por ciento del monto del pase. Reivindicaciones que se mantienen desde hace ahora casi 80 años.
La consideración del apodo a Obdulio Varela como el “negro jefe” ha tenido siempre una lectura parcial, pues los dirigentes del fútbol sólo trataron de atribuírsela a la inmensa autoridad de Obdulio por su actitud al ir perdiendo en el propio Maracaná en aquella final, cuando inmortalizó su frase “los de afuera son de palo” ante la presencia de 200.000 espectadores que hinchaban por Brasil y terminó ganando Uruguay.
Pero la autoridad de Obdulio viene de una huelga contra los propios dirigentes del fútbol uruguayo a quienes Obdulio despreciaba. Su rol de “negro jefe” lo expresó contra los mismos que después lo endiosaron.
Después del mundial Obdulio se negó a los homenajes, a los reportajes, siempre miró a los dirigentes del fútbol uruguayo como mercachifles. Murió en silencio y en la pobreza pero dio un ejemplo de lucha de clases dentro del fútbol.
En el año 1948 los futbolistas argentinos hicieron la primera gran huelga del fútbol, gobernaba entonces Juan Domingo Perón. Pero esto será parte de otra historia.
Fuente: Prensa Obrera