HISTORIA DE LA OFI. LAS GRANDES ENTREVISTAS DE DIARIO URUGUAY. EXCLUSIVO. Desde Montevideo Eduardo Mérica y Ariel Giorgi. Fotoperiodista Antonella Mérica.
En casa de Lazcano, la pieza del Coronel más destacada es la más pequeña de todas. Allí, contra la pared del living, se ve un caballito «ponerse de manos», ya que lo que hace el caballo es literalmente, levantar las manos, y comparte el estrecho espacio con dos plaquetas de acrílico, un cuadro que pinta lo que ha sido la vida militar del «chiquito» fraybentino. Cuyo padre le señaló el camino correcto. Sin embargo, debió soportar momentos duros como dirigente de fútbol. Vivió momentos de bronca y resignación. Por sus nulas chances de limpiar todo y por una situación particular solicitada por un Presidente de la República. El caso de Héctor Conrado Lazcano (79) registra escasos antecedentes, ya que fue jugador y dirigente, y está hoy catalogado como el mejor presidente de la historia de la Organización del Fútbol del Interior.
A horas de darse una posible integración entre la AUF y la OFI en Montevideo, lo invitamos (el 30 de junio de 2017), a dar un vistazo a la década de los ’90, donde nos pinta con lujo de detalles el caos organizativo en el que naufraga el fútbol uruguayo. Con cortocircuitos entre los dirigentes, poco respaldo de la otra parte gobernada -en su momento- por Eugenio Figueredo, y negativa de los propios dirigentes profesionales a integrarlo al fútbol de nuestro país…
PODCAST EN VIVO CON EL CORONEL LAZCANO
La OFI es un fragmento de segunda categoría dentro del amplio espectro del fútbol del Uruguay. Pero llegó y gobernó Lazcano, apoyó, acompañó e incentivó un nuevo régimen, con dirigentes elegidos para comprender el tema como nadie, y así se convirtió en conductor y sostén de esa política. Con él, un slogan se iría con el tiempo a popularizar en todo el ambiente del fútbol chacarero. Aunque hoy, a casi 17 años de aquel caos institucional, la historia amaga retrotaerse peligrosamente hacia aquellos años de crisis. Para tener noción del encontronazo entre capitalinos y chacareros, hay que retroceder en el tiempo… Y es lo que hicimos sin más dilación.