No es para menos. Esa es la conclusión. Ninguna de las divisionales de la Liga Salteña de Fútbol de fútbol, se salvó en lo que va transcurriendo del año, del oprobioso flagelo de la violencia. Ninguna. Hasta un partido del Fútbol Femenino debió suspenderse y a San Eugenio le aplicaron una multa económica de casi 50 mil pesos, mientras que en más de un partido, el lenguaje de los puños mandó.
De última dos hechos puntuales: Universitario y Arsenal concluyendo en una «trifulca» según reza el apunte del árbitro Ruben Ferreira en el formulario, en tanto el miércoles de la semana pasad, Fernando López determinó la suspensión del partido cuando se jugaba el minuto 12 de la recta complementaria.
LOS QUE ESTÁN ADENTRO
No se trata en cada caso, de acentuar los entretelones, responsabilidades, causas y efectos, solo admitir que VA SIENDO UN AÑO DONDE EL FÚTBOL SALTEÑO PERDIÓ LA PAZ.
Grave también, crítica consecuencia también, que en el Consejo Único Juvenil, los estallidos de violencia no han faltado. El martes pasado, se debió suspender un partido de Sub 15 entre (Nacional-Sud América), cuando se jugaban 40 minutos del primer tiempo.
Un aspecto hay que tener en cuenta: el retorno de la policía a las canchas, amparó mayor seguridad en determinados sectores, llámese accesos, boleterías, seguridad de los jueces, pero de última las complicaciones se han generado DENTRO DE LOS CAMPOS DE JUEGO.
Ya no es un tema de seguridad, SINO DE ACTITUD DE QUIENES SON PARTE DEL ESPECTÁCULO PROPIAMENTE DICHO. Pareciera que la violencia, va golpeando a manera de repique o multiplicación: hoy aquí y mañana allá. ¡No hay sector que no se haya contaminado!
CUANDO LO QUE ES, ES
Única manera de no profundizar la impotencia frente al descalabro: 1) autocrítica. 2) responsabilidad desde cada sector que hace al fútbol. 3) toma de conciencia respecto a que TODO TIENE UN LÍMITE y que un partido de fútbol no puede concebirse como senda abierta para que transiten la intolerancia y el desprecio por la esencia que es necesario defender,
Si no se admiten estas cuestiones básicas, es que hemos caído en el lodo más disonante: no poder ejercer el mandato de la razón, para que la barbarie no gane por goleada.
Como viene ganando.
Fuente: Diario El Pueblo